Plan especial de usos vinculados al reparto a domicilio

El Plan parte de la necesidad de regular una serie de actividades surgidas a raíz de la digitalización de los hábitos de consumo a través del comercio electrónico, que han modificado las formas de abastecimiento al generar una nueva movilidad asociada al intercambio final del servicio y la mercancía y, como consecuencia, han introducido de forma acelerada nuevos impactos en los tejidos urbanos.
Estas actividades ligadas al reparto de mercancías modifican la relevancia de tener un establecimiento en planta baja y generan una nueva serie de espacios que hay que alojar en la ciudad destinados a la producción, la manipulación, el almacenamiento o el reparto de las mercancías.
Se han generado modelos híbridos entre el plano físico y el digital que conviven con fórmulas ya establecidas como los espacios de preparación de platos preparados, las empresas de catering o las cocinas industriales centrales de cadenas de restaurantes con otras actividades fruto de la economía de plataformas, como las cocinas o los supermercados fantasma).
Estas tipologías de establecimientos llevan asociadas molestias ambientales (humos, olores o ruidos producidos por la elaboración intensiva de comida en grandes cantidades) e impactos en el espacio público por el trasiego de la carga y descarga de mercancías o la acumulación de vehículos y repartidores en un mismo tramo de calle.