Cap Cotet

El proyecto nace de la voluntad de cualificar el espacio interior y de integrarse con naturalidad con la escala del entorno. Todo el programa se ubica a pie de calle, en un esquema a partir de dos líneas paralelas que, ocupadas por los espacios destinados a consultas, enmarcan una sala de mayor altura que recibe luz de norte desde una ventana elevada. El resultado es una sección clásica de tres naves, similar a la de una capilla, donde la mirada se dirige hacia el cielo. Desde fuera, el edificio ofrece muy pocas pistas de su espacio interior; gracias a su opacidad, se protege de la carretera, para dar así respuesta a las necesidades de privacidad del equipamiento.
El recorrido de acceso es gradual, con lo que invita a la calma. Un porche recibe al visitante en un gesto que quiere ser de acogida, ampliando la calle, donde un banco alongado permite reposar y tomar el aire a la sombra. Al final, un muro inclinado introduce a la persona que visita el recinto a esa nave para acompañarla con ternura a descubrir con cierta sorpresa la riqueza y luz de su interior.
Los materiales utilizados son los tradicionales del lugar: el ladrillo cerámico, en las paredes y la vuelta; el hormigón, en su condición más austera; y la madera de pino, barnizada. Todo está construido por artesanos locales y con la clara voluntad de perdurar en el tiempo. Dentro, el material y grosor de las paredes logran una inercia térmica que, como siempre ha sucedido con la arquitectura tradicional, favorece un clima más templado. El edificio se protege del sol y ventila de forma natural al abrir las ventanas más altas a norte, refrescando y renovando así todo el aire interior.