Los cuerpos se mueven en un conjunto de trayectorias fluidas que ensamblan el caminar con una diversidad de prácticas somáticas realizadas en los descampados de la ciudad de Madrid. A lo largo del camino se suceden rituales, activismos, manifiestos, alianzas y proyectos que revelan la aparición de la ciudad somática. Una ciudad de carne interespecies donde el mundo más-que-humano es un agente de diseño. Los paisajes revolucionarios, la ecología cívica o la imaginación radical nos dan la posibilidad de viajar a los confines de nuestras prácticas urbanas para transformarlas. La ciudad somática es diseñada por las ecologías íntimas de las formas de vida que cambian definitivamente la morfología de lo urbano. Los paisajes revolucionarios lo son porque en ellos «Yo devengo tú, contigo –seas quien seas– en esta ciudad somática».