Bienal Española de Arquitectura y urbanimo
Obras — Premiado

Reggio School, El Encinar de los Reyes

Office for Political Innovation. Andrés Jaque Calle San Enrique de Ossó 48, Madrid
Promotor/es: CIIP Reggio. Centro de Investigación e Innovación Pedagógica Reggio
Colaboradores: Roberto González García, Luis González Cabrera, Alberto Heras, Ismael Medina Manzano, Jesús Meseguer Cortés, Paola Pardo-Castillo, Rajvi Anandpara, Juan David Barreto, Inês Barros, Ludovica Battista, Shubhankar Bhajekar, Elise Durand, Drishti Gandhi, Maria Karagianni, Bansi Mehta, Alessandro Peja, Meeerati Rana, Mishti Shah, Saumil Shanghavi
Otros técnicos: Ingeniería de estructuras: Iago González Quelle, Víctor García Rabadán (Qube Ingeniería de Estructuras). Ingeniería de instalaciones: Juan Antonio Posadas (JG Ingenieros). Mediciones y Presupuesto (Proyecto): Javier González Nieto. Javier Mach Cestero (Dirtec Arquitectos Técnicos). Dirección de Ejecución de la obra: Ángel David Moreno Casero, Carlos Peñalver Álvarez, Almudena Antón Vélez. Ecología y Edafología: Jorge Basarrate, Álvaro Mingo (Mingobasarrate)
Constructora: Interurbana
Arquitecto técnico: Proyecto: Javier González Nieto, Javier Mach Cestero (Dirtec Arquitectos Técnicos). Obra: Ángel David Moreno Casero (ADAMA arquitectos Técnicos)
Superficie construida (m2): 5.942
Fotografía: José Hevia

Este proyecto pretende despertar en el alumnado el deseo por la curiosidad. El edificio se concibe como un ecosistema complejo que posibilita a los estudiantes canalizar su propia educación a través de un proceso autónomo de experimentación colectiva, consolidando sus capacidades a la hora de abordar problemas y fomentando su desarrollo de manera impredecible. El diseño, construcción y uso del edificio están pensados para superar el paradigma de la sostenibilidad al acentuar alianzas que van más allá de lo humano, de manera que la arquitectura pasa a involucrarse en el restablecimiento de los ecosistemas circundantes.
Ubicado junto al parque lineal de Valdebebas, el colegio minimiza su programa construido al expandir sus clases de educación física, ciencia y cultura hacia estos espacios verdes, lo que no solo reduce el impacto de su construcción, sino que, además, contribuye a activar el parque público, convirtiéndolo en un animado lugar de interacción social intergeneracional. Asimismo, esta tipología de colegio con desarrollo vertical, además de ser más innovadora que la que se expande horizontalmente, consigue reducir el uso del suelo.
El agua de lluvia recolectada en las cubiertas se distribuye mediante un sistema de riego con sensores automatizados a una serie de jardines creados para favorecer la recuperación de la vida salvaje de la zona, en la que el uso de fertilizantes y pesticidas en propiedades privadas ha diezmado la biodiversidad. El impacto positivo que el diseño del edificio logra se basa también en el diseño de jardines específicos en sus intersticios que favorecen la presencia de abejas, mariposas, murciélagos, aves migratorias y reptiles, especies cruciales para este entorno.
La idea de que la arquitectura del colegio fomenta el aprendizaje (al hacer comprender al alumnado que forma parte de ecosistemas mayores de los que tiene que cuidar) camina de la mano de la pedagogía al invitar a alumnado y profesorado a usar recursos públicos para reducir el impacto y maximizar la sociabilidad. Los hace así partícipes del cuidado del ecosistema del colegio y de las consecuencias de recuperación de su biodiversidad, e incentiva su curiosidad sobre el funcionamiento de las instalaciones del edificio y su propia construcción: esta construcción desnuda reduce drásticamente el uso de materiales y, por tanto, su contenido energético; además, no hay contrachapados, falsos techos, suelos técnicos, revestimientos ni fachadas ventiladas, sino que se sirve de un aislante de corcho proyectado en fachada, de doble espesor al requerido por normativa. Este proyecto educa a los niños para que crezcan construyendo comunidad y cuidando de ella.

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