El terremoto de 2020 en la ciudad de Zagreb supuso un nuevo punto y seguido en la historia de su catedral. Una serie de oportunidades derivadas de ello y un trabajo de investigación histórica, llevó a la conclusión de que era necesario la transformación radical de uno de los espacios más importantes de la ciudad.
En la búsqueda por la lectura de nuevos lugares colectivos, lugares de gran trascendencia histórica y espacios públicos definidores de la ciudad, se decide liberar al máximo el espacio, devolviéndole a la ciudad un lugar representativo, otorgando una nueva perspectiva de la tradición y la cultura de la ciudad.
La intervención arquitectónica abarca un amplio espectro de escalas, estos múltiples y complejos enfoques funcionan en sinergia. El mal estado de la estructura de la catedral, la desconexión de la plaza con la ciudad y los restos arqueológicos, se resuelve mediante dos plazas onduladas que se relacionan entre sí, incidiendo en la transformación del lugar, pero respetando los pentimenti y la historia.
En el interior, tras reparar la cimentación, la nueva plaza en forma de cuenco conduce hasta los restos arqueológicos, esta, a su vez, es atravesada por un mar de pilares caóticos que sostienen la cubierta, otra plaza ondulada exterior que rodea la catedral.
La constante evolución temporal debe ser considerada como generadora y creadora de oportunidades espaciales. Un lugar olvidado entre dos monumentos que mediante el trazado de dos líneas que se bifurcan, cobra vida e historia.