El río Manzanares ha sido históricamente clave en el desarrollo de Madrid desde los primeros asentamientos. Con el crecimiento urbano, la ciudad comenzó a ‘dar la espalda’ a su río. Un distanciamiento tanto físico como cultural y que propició una creciente antropización para controlar sus aguas. La construcción de la presa de laminación de El Pardo, diseñada para mitigar las inundaciones, y el encauzamiento del tramo urbano entre muros, transformaron sus riberas en espacios orientados principalmente al aprovechamiento urbanístico.

A comienzos del siglo XXI, esta tendencia comenzó a revertirse con proyectos emblemáticos como Madrid Río y el Parque Lineal del Manzanares, que devolvieron valor a sus márgenes. En la actualidad, frente a los desafíos del cambio climático, el Ayuntamiento de Madrid, con apoyo de la Fundación Biodiversidad y fondos NextGenerationEU, ha puesto en marcha la Estrategia de Restauración del Río Manzanares.

Esta iniciativa actúa sobre los 29 km del río su paso por el T.M de Madrid y adopta una visión holística para equilibrar tres ejes clave: ecología, hidromorfología y uso ciudadano. El plan busca restaurar los valores ambientales y reforzar la conexión entre barrios y parques regionales mediante una red continua de espacios verdes.

Organizada en 14 líneas estratégicas y 119 acciones, la propuesta aborda desafíos clave como el aumento de temperaturas, la escasez de agua y el riesgo de inundaciones, posicionando al río como un eje de resiliencia urbana y motor de transformación alineado con la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.