Bienal Española de Arquitectura y urbanimo
Obras — Premiado

24 Viviendas de protección pública en Platja d’en Bossa

08014 arquitectura. Adrià Guardiet Llotge, Sandra Torres Molina Avinguda Pere Matutes Noguera 72, Eivissa, Isla Baleares
Promotor/es: Institut Balear de l'Habitatge (IBAVI)
Colaboradores: Societat Orgànica,Àurea Acústica,Miquel Àngel Sala,Xavier Gimferrer,Arquitectura Tècnica Sequoia,Quadrifoli,Roser Vives
Otros técnicos: Instalaciones, Javier Colomar
Constructora: Serrano Aznar Obras Públicas, SLU., Construcciones y Desarrollos Tudmir, SL
Arquitecto técnico: Dirección de Ejecución y Coordinación de Seguridad y Salud, Jose Luís Velilla
Superficie construida (m2): 2.596,3
Fotografía: Pol Viladoms

Situada al sur de la ciudad de Ibiza, Platja d’En Bossa es un entorno urbano dedicado principalmente a la industria turística. Las 24 viviendas de protección pública se emplazan en una parcela cuadrada de 43×43 m, prácticamente llana, situada 5 m por encima del nivel del mar y girada 45° respecto a los ejes cardinales.
Conforme a la tradición de la arquitectura doméstica de los climas cálidos, la estrategia frente al emplazamiento se basa en alcanzar cierta autonomía respecto al entorno: definir un volumen compacto organizado en torno a cuatro patios que desempeñan un papel esencial en el confort de las viviendas e incrementan exponencialmente su factor de forma, de modo que todas las salas y dormitorios disfrutan de doble orientación.
La estructura del edificio se resuelve mediante muros de carga, formando una malla de espacios de proporción aproximadamente cuadrada que busca establecer correspondencia entre el sistema propiamente estructural y espacial del proyecto.
En el centro de gravedad del edificio se sitúa el núcleo de escaleras que da acceso a ocho viviendas en cada planta; al abrazarse a los patios por parejas, cada vivienda se relaciona con el patio a través de dos de sus fachadas, incorporándolo de manera intensa a la experiencia de habitar.
El consumo de energía primaria no renovable se sirve de estrategias de diseño pasivo: desde una envolvente de elevada inercia térmica, con muros de termoarcilla rellenos con las tierras de la excavación, a la ventilación cruzada de todas las estancias o la regulación térmica del interior de las viviendas a través de la cubrición de los patios, con un sistema de cerramientos acristalados y protecciones solares practicables que los convierten en atrios bioclimáticos, esto es, en acumuladores de calor en invierno y umbráculos ventilados en verano.
Las emisiones de CO2 asociadas a los materiales y sistemas empleados en la construcción se limitan considerablemente gracias al empleo de materiales como la cerámica fabricada en hornos con biomasa, la madera de las vigas, la estructura de los atrios y las carpinterías, el algodón reciclado del aislamiento de la fachada o la posidonia seca del aislamiento de la cubierta, recuperando así una tradición constructiva de la arquitectura local.
El verde desarrolla un papel relevante en el proyecto con objeto de mitigar el efecto isla de calor y crear unas condiciones de habitabilidad más agradables, situándose en patios, urbanización, cubierta o jardineras, entre otros elementos. Se seleccionan especies vegetales con bajos requerimientos hídricos y se reutiliza el agua de lluvia recogida en la cubierta para el riego, al ser almacenada en un aljibe soterrado, con lo que se evita recurrir al agua de la red y evitar su consumo innecesario.

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