La historiografía de la arquitectura occidental tiene pendiente una revisión de su enfoque y cómo afecta a nuestras formas de vida, así como poner en valor las contribuciones que desde el feminismo han una disciplina más justa, que han estado en los márgenes de la disciplina por demasiado tiempo. Este ensayo invita a la reflexión sobre la disciplina de la arquitectura desde el entendimiento de que se trata de un ámbito patriarcal que es origen de desigualdades efectivas. La construcción de los espacios tiene un sentido cultural: su diseño se limita, jerarquiza y valora desde las estructuras de poder y puede perpetuar sistemas de dominación. La incorporación de la perspectiva de género en los estudios e investigaciones de arquitectura es una cuestión de justicia social ineludible por más tiempo.