Las arquitecturas del fin del mundo. Cosmotécnicas y cosmopolíticas para un futuro en suspenso
Uriel Fogué Herreros Puente EditoresEste libro es una compilación de ensayos donde el arquitecto Uriel Fogué reflexiona, desde la arquitectura, acerca de algunos de los desafíos más urgentes de nuestro tiempo. En un momento amenazado por el cambio en el régimen climático, los retos ecológicos o el horizonte de un posible fin del mundo, la arquitectura se revela como un marco crucial no solo para encontrar soluciones, sino para explorar otras potencias de acción. A continuación, exponemos de manera sintética algunos de los temas tratados:
El primer capítulo analiza las tecnologías invisibles que rodean a la arquitectura, a través del concepto de «caja negra». La caja negra es aquel artefacto invisible instalado en los aviones que permanece imperceptible salvo cuando sucede un colapso. Pero la caja negra también es el lugar de la escena en los teatros, aquel espacio destinado a la experimentación escénica. Ampliar la idea de la caja negra tecnológica con esta otra dimensión teatral permite repensar el espacio arquitectónico como un lugar para hacer visible lo invisible y, también, como un marco de experimentación.
El segundo capítulo revisa una pregunta clásica: ¿cuáles son las capacidades políticas del diseño? A partir del estudio de casos, el texto cuestiona la manera tradicional en la que se ha abordado este tema para, a través de la noción de «despliegue», invitar a pensar laarquitectura como un proceso capaz de abrirse a la potencia y especular con lo posible.
El tercer capítulo estudia la gestión espacial del deseo. Para ello, analiza las arquitecturas libertinas como experiencias donde el deseo es comprendido como una materia arquitectónica más. Y concluye que, si por lo general, la arquitectura en la modernidad ha tendido a asumir una mirada antropocéntrica para afrontar este problema, tal vez, ha llegado el momento de afrontar este desafío contemporáneo desde una nueva cosmopolítica del deseo.
El cuarto capítulo incorpora las últimas propuestas filosóficas vinculadas a la ecología y señala el espacio arquitectónico como un marco elemental para repensar las relaciones ecosistémicas y el metabolismo urbano desde una aproximación cosmotécnica y cosmopolítica.
El quinto capítulo pone en cuestión la hegemonía del tiempo productivo y propone de la mano de ciertas experiencias artísticas, imaginar unos marcos arquitectónicos para experimentar con otras temporalidades, más allá de las lógicas del trabajo.
El último capítulo se hace eco de la predominancia de narrativas e imaginarios apocalípticos en nuestro tiempo. Y constata, primero, que la idea del fin del mundo es algo que ha acompañado a la humanidad de siempre. Segundo, que no existe una sola manera de entender el fin del mundo. Y, tercero, que no existe ninguna imagen sobre el fin del mundo que no esté «construida» sobre un imaginario arquitectónico. Dichos espacios arquitectónicos donde se espacializan los fines del mundo componen «las arquitecturas del fin del mundo». Si entendemos «fin» no como «acabamiento» sino como «objetivo», entonces, las arquitecturas del fin del mundo no son las arquitecturas de un mundo que va a terminarse, sino las de uno del que no se conoce (aún) su fin.