Bienal Española de Arquitectura y urbanimo
Obras — Premiado

Raw Rooms (Casas de Tierra), 43 Viviendas sociales en Ibiza

Marta Peris, José Toral Calle María Teresa de León, 8-14, Ibiza, Islas Baleares
Promotor/es: IBAVI
Colaboradores: Guillem Pascual, Ana Espinosa, Izaskun González, Maria Megias, Cristina Porta, Miguel Bernat
Otros técnicos: Instalaciones, L3J Tècnics Associats, Jaume Pasto. Estructuras, Bernúz Fernández, Manel Fernández , Meri Blanco. Acústica, Àurea Acústica, Sergi Soler, Grisel·la Iglesias. Ambiental, Societat Orgánica, Luca Volpi, Albert Sagrera
Constructora: UTE 43 Vivirendas Ibiza, Serrano Aznar Obras Públicas S.L.U., Construcciones y Desarrollos Tudmir, S.L. Unión Temporal de Empresas
Arquitecto técnico: José Luis Velilla Lon
Superficie construida (m2): 3.928,74
Fotografía: Jose Hevia

En un entorno heterogéneo sin un tejido urbano claramente definido, la propuesta de viviendas sociales busca adaptarse al clima local, caracterizado por inviernos suaves y veranos cálidos con alta humedad. Ante el problema de la pobreza energética, se ha ideado que las viviendas no requieran sistemas activos de calefacción ni de refrigeración.
El sistema constructivo emplea muros de carga de bloques de tierra compactada (BTC) de 20 cm de espesor y una densidad aproximada de 2000 kg/m3, que proporcione gran inercia térmica y suficiente masa para resolver con una sola hoja la acústica entre vecinos, tener baja huella de carbono y regular la humedad del ambiente.
La propuesta organiza tres unidades de hasta cuatro viviendas por rellano alrededor de un patio, lo que permite ventilación cruzada en todas las tipologías. Se trata de un proyecto de alta densidad que concentra la edificación en una pieza cuya escala dialoga con los edificios circundantes, a la que se aplican retranqueos a través de discontinuidades que favorecen el uso de azoteas como terrazas. El resultado es una volumetría articulada que multiplica el número de esquinas para incrementar la velocidad del aire y mejorar la ventilación.
El proyecto plantea un sistema de habitaciones comunicantes al tresbolillo que se insertan entre los muros de carga principales y los de traba. Este sistema pone en valor la habitación como unidad espacial y proyectual. Cada módulo de 4×3 m cuenta con 12 m2 de superficie, independientemente de su uso. El resto de compartimentación, puertas y carpinterías se plantean en madera de alerce, que contrasta con la crudeza de la tierra. Al ubicar el núcleo de la cocina-comedor en el centro de la vivienda como módulo distribuidor se eliminan pasillos y se evitan roles de género.
Para reducir la demanda energética se dispone una cubrición sobre el patio que funciona como atrio en invierno, cuando la inercia térmica de los muros ayuda a mantener el calor durante la noche, y como chimenea solar en verano, momento en el que se abre el atrio para permitir la disipación de calor y el incremento de la velocidad del aire, lo que mejora la sensación térmica. Para ampliar su superficie de captación, los patios se expanden en las plantas superiores como espacios comunitarios que promueven la socialización y actúan como invernaderos. Árboles, plantaciones y mobiliario urbano transforman el pasaje que vincula los tres vestíbulos en este espacio de interacción vecinal.
Esta integración de estrategias sociales y medioambientales garantiza el confort frente a la pobreza energética, tanto en el interior de las viviendas como en los espacios intermedios, para proporcionar una solución acorde a la sostenibilidad integral que demanda nuestra época.

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