Restauración de ermitas en el Camino de Santiago Francés por Aragón
Sebastián Arquitectos. Sergio Sebastián Franco Ruesta, Sigüés, HuescaUno de los mayores retos que plantea la restauración es la recuperación de volúmenes perdidos de la arquitectura cuando, en esa violenta afrenta con la historia y el tiempo, se acaban transformado en ruina. Y uno de los mayores retos en gestión patrimonial es la tutela de este tipo de bienes en las crecientes áreas en despoblación. Como medidas compensatorias por el recrecimiento del embalse de Yesa, se tomó la decisión de restaurar tres ermitas al paso del Camino de Santiago Francés por Aragón.
La Ermita de San Juan de Ruesta planteaba una laguna de un 40 % del volumen de un primitivo templo románico del siglo XII, que había sido arruinado en el año 2001 por una negligencia administrativa. La estrategia consistió en recuperar la imagen del poderoso y compacto volumen original que, recortado contra el paisaje de fondo de la sierra de Leyre, recibía al peregrino y se había perdido con el hundimiento. Dada la magnitud visual del volumen, el criterio que se fijó fue que tanto cubierta como paramentos compartieran un mismo lenguaje, una pauta abstracta y regular de líneas horizontales en piedra. Este sistema no es ajeno ni al entorno ni al propio edificio, sino que pone la mirada en los sistemas constructivos de cubiertas de laja solapada propios de la zona. Los nuevos sillares de piedra arenisca, entonada con las fábricas originales, se tallaron según una celosía calada vinculada a los mechinales del ábside, que dibuja en la penumbra del interior esa diferencia entre lo actual y lo preexistente mediante la ligereza de la luz. En el exterior, se recuperaron algunos de los mampuestos originales amontonados tras el derrumbe de 2001 para realizar una instalación de land art.
En la Ermita de San Juan de Sigüés, las labores consistieron en restaurar el esplendor geométrico de un hermoso suelo que presentaba numerosas lagunas y hecho de canto rodado del río Esca que transcurre a sus pies. Se rediseñaron como delicados objetos contemporáneos todos aquellos elementos que no contribuían a la lectura de esta hermosa alfombra pétrea.
La tercera restauración, en la Ermita de San Jacobo de Ruesta, ofrece el hallazgo arqueológico en su condición original de un antiguo hospital perdido, con su claustro, ábside y necrópolis altomedieval, desde el siglo XII. Recuperar y mostrar el interés de todas las trazas y huellas de estos cambios posibilitan hoy su lectura como una ruina aislada y rústica, con la luminosidad y esplendor de su interior. La difícil gestión de su acceso y visión se ha resuelto mediante un umbral profundo, una suerte de hornacina basada en el diseño de la concha jacobea que permite al peregrino adentrarse y acostumbrar su vista.