Siguiendo la premisa de reducir el impacto ambiental, el proyecto recupera una estructura existente construida en 2008 para albergar una comisaría, bajo un complejo deportivo y una guardería, que finalmente nunca llegó a ejecutarse. 

Ubicado al pie de la sierra de Marina, sus condicionantes claves son la adaptación a una volumetría muy marcada y adaptada a su estructura, la pendiente de la vía y la condición de edificio ciego y parcialmente enterrado en tres de sus fachadas. Las 16 viviendas dotacionales se organizan en las plantas primera y segunda, con una tipología muy compacta que maximiza la superficie destinada a los espacios vitales. Las estancias principales se abren hacia la fachada con orientación suroeste y los espacios húmedos quedan retranqueados en un segundo plano en la zona posterior. Como extensión de la vivienda, los espacios exteriores, en continuidad con las zonas de estar, funcionan como terrazas en verano y como galerías captadoras de calor en invierno.

En la planta baja se encuentra el acceso principal, junto con los espacios comunitarios –que incluyen sala polivalente, lavandería, recintos para bicicletas y basura, trasteros e instalaciones– y cuatro alojamientos temporales a disposición del consistorio para atender emergencias habitacionales puntuales. 

Para la fachada, también se desarrollan estrategias pasivas para reducir la demanda y el consumo energéticos. Se emplea un sistema constructivo ligero, con materiales reciclados de altas prestaciones térmicas en seco que optimizan el peso de la solución constructiva, además de incorporar cristales de alta calidad y elementos de protección solar.