Una liebre en el erial. Espacios ocultos en el paisaje minero de Aznalcóllar
Celia Chacón CarretónEncontrar la liebre en el erial significa hacer visible las oportunidades de un lugar abocado al olvido. Es así como el proceso de descubrimiento de este enclave supone un concepto proyectual en sí, enlazando dos investigaciones: la historia de este “pueblo minero sin mina” y la fascinación por “lo oculto” en la arquitectura y otras disciplinas.
Aznalcóllar es un municipio localizado en puerta con la sierra norte de Sevilla, un lugar caracterizado por la fuerte presencia de un paisaje antrópico. Movimientos de tierras, excavaciones, contenciones, construcciones industriales desaparecidas…y una fuerte aversión por su mina.
Para producir una reconciliación se proyecta un sistema de recorridos que se extiende por todo el territorio propiciando la conexión con realidades detectadas en la lectura por capas del lugar. Así se ponen en relación sistemas patrimoniales, arqueológicos, hidrográficos, topográficos… con la nueva red de valoración de la mina.
El programa construido se desarrolla en dos piezas, una plaza excavada como transición al paisaje y un centro de interpretación. Este edificio se apoya en la topografía generada por la actividad minera al borde de la corta de Aznalcóllar y se ejecuta mediante las estrategias dadas de la lógica de la actividad minera. Sus volúmenes interiores se excavan como un nuevo espacio oculto. Un acceso en galería atrincherada, un patio interior semienterrado y espacios donde la luz es la protagonista y guía de la experiencia.
Un nuevo espacio oculto, a la espera de ser encontrado. Una visita a la memoria minera perdida de Aznalcóllar.